jueves, 25 de septiembre de 2008

La importante historia de E.


El hombre del que quiero hablarles hoy y al que llamaré E. es y fue muy importante en mi vida, tanto que con su historia y su aprendizaje formó la mía, me hizo lo que soy, claro que a él no le corresponde hacerse cargo de mis errores, esos son sólo míos.

Nació en Buenos Aires en el período conocido como entre guerras, hijo de inmigrantes españoles, esos mismos que eran recibidos con los brazos abiertos para ser fuerza de trabajo, pero que cuando tenían algún problema quedaban más solos que nunca, lejos de su tierra y de sus afectos, cerca de la dura realidad que los ponía de frente contra la tristeza y la soledad.

Así creció, se enamoró, formó una familia y fue padre. Un padre muy particular, un padre que distaba de ser cariñoso en las expresiones, pero al que con el tiempo aprendimos a aceptar, con sus limitaciones y su enorme, inmensa grandeza moral. E. muchas veces metía miedo con sólo una mirada, de esas que te calan los huesos y te ponen la piel de gallina. Pocas veces nos levantó la mano, no hacía falta, quien se atrevía a desafiar “la mirada”?

E. no te hacía grandes demostraciones de afecto, pero todos nosotros atesoramos el jueguito cómplice al que llamábamos “Cantá zazá”. Recto, íntegro, formado en la cultura de la calle y poco, muy poco, en la escuela a la que alcanzó a concurrir hasta 1º año del secundario, te decía con esos ojos francos y tan comunicativos que “las medias son para los pies” y así te decía que ojo con los socios y las sociedades, también nos enseñó que había que estar “firme como rulo de estatua” y aprendimos de esa forma a estar allí donde nuestros amigos y seres queridos lo necesitaran, sin esperar un llamado.

Cuando su edad ya no le permitió seguir trabajando se refugió en su taller instalado en el lavadero de la casa, donde habitaban sus herramientas, sus proyectos, su acumulación de cosas que podrían llegar a servir para … vaya a saber uno para que!

Como les dije, no era afectuoso, pero no me caben dudas de que nos amó a cada uno de nosotros, a su esposa, a sus hijos, a sus nietos, a su forma tan peculiar, pero nos amó.

Quiso el destino que E. quedara encerrado en un cuerpo que se desconectó de su cabeza hace ya muchos años y entonces de a poco lo vimos perderse en su mundo, en sus cosas, con su bagaje de recuerdos, su vida de trabajo y sacrificio. Pero lo que la enfermedad maldita no pudo fue quitarnos sus ojos, su hermosa mirada y su sonrisa, esa sonrisa pícara que te avisaba que se venía algún chiste con doble sentido, alguna ironía sutil o no.

E. cuidó a sus nietos con devoción y quizás por no tener que estar pendiente de ser el proveedor del hogar pudo demostrar mucho más que lo que nos demostró a nosotros, entonces era capaz de tirarse al piso con los chicos, hacer juguetes para ellos, arreglar los que estaban rotos, pasar largas horas en la pileta cuidando a los chiquitines entre otras tantas cosas. Además de tener tiempo de sobra para enorgullecerse de sus retoños, de la familia de Mirta, del éxito personal y profesional de Daniel y de los logros de Laura (si, yo, su pimpollo, la que siguió siendo mi piba más chiquita hasta ya entrados los 30 años)

A esta altura se habrán dado cuenta que E. no es otro que mi amado viejo, Eduardo. El que fue sodero, portuario, policía, camionero, empleado de limpieza, pero por sobre todas las cosas marido, papá, consejero, abuelo, cómplice y tantas otras cosas. El mismo Eduardo que moría por un postre hecho por las manos de mi vieja, leía novelas de cowboys y las revistas de cómics, se enojaba con los diarios y los noticieros, pero que dejaba las lágrimas rodar por una película o una historia conmovedora.

Ese mismo que puso el grito en el cielo cuando le insinué que quería ser policía y me lo prohibió, que me enseñó lo lindo que es trabajar y poder tener tu dinero y no depender de nadie. Ese que me dijo que lo más importante era estar tranquilo con uno mismo, saber que se había hecho todo lo posible y un poquito más. Ese que seguramente hoy, si su cabecita estuviera funcionando se sentiría orgulloso de mi nuevo rol vinculado a lo sindical.


Ese, ese mismo, es mi viejo y a él le agradezco lo que soy y la madera de la que estoy hecha!

martes, 16 de septiembre de 2008

Santa paciencia para la boludez, Batman!



Mientras escucho la canción de Jarabe de Palo “Voy a llevármela leve” que dice más o menos así


Hoy me pedí sol y llueve

Creí que era viernes y es lunes

Y encima de mi cama

Se paró una nube negra.

Escucho con la convicción de que es uno de esos días donde los planetas se han conjurado para poner lo peor de cada uno de ellos en mi contra, dejando así que una lluvia de idioteces y pelotudeces se pongan en mi camino y me hagan sentir una corredora de una interminable carrera de obstáculos. Aún así y siguiendo la letra intentaré pensar que “pase lo que pase la vida me sonríe”.

Veamos, hoy tenía que ver a una persona y no la veré. Tenía que arreglar algunos asuntos y no pude. Creí cerrados algunos temas que ni siquiera están empezados. Un tipo que siempre se hizo el indiferente hoy, justamente hoy, que no puedo con mi alma y mi cuerpo, me tira onda y yo no se como responderle.

BASTA!

No puedo soportarlo más! Quiero irme en viaje misionero al Congo y dejar que acá en Buenos Aires se maten unos con otros, que ya no me jodan la vida, que aquellos proyectos por los cuales di tiempo y dejé de lado el ganar dinero para seguir un ideal o una serie de principios, acaben con mi salud y mi paciencia!

viernes, 12 de septiembre de 2008

Tiritas para este corazón partido ...

Amores que duelen en el cuerpo

No sólo los boleros hablan de los dolores del amor: ahora, la ciencia también. Los estudios corroboraron que una ruptura puede traer dolores en el pecho y en el estómago.
Analía Sánchez

Si bien hasta el momento muchos boleros y poemas se encargaron de contar que "el amor duele", es gracias a la nueva tecnología que surge la confirmación: el sufrimiento emocional realmente puede doler físicamente.Las investigaciones cerebrales dan muestra que la misma parte del cerebro que procesa un dolor físico también se encarga de procesar el dolor emocional. Esto explica que de la misma forma en que una lesión física puede causar un dolor crónico, muchas personas nunca llegan a recuperarse totalmente de una herida "del corazón".
Los motivos de un sufrimiento emocional pueden ser varios, aunque generalmente tienen que ver con el rompimiento de una relación, discriminación, exclusión social o la forma más extrema mediante la pérdida física de un ser querido.
Quienes experimentaron este tipo de sentimiento generalmente hablan de "un dolor en el pecho", "un fuego en el estómago" o hasta piensan que se están volviendo locos por un sentimiento que es mental y a la vez físico, pero que cuesta explicar con palabras.
"La gente que sufrió daños emocionales, a menudo traduce ese dolor en algo físico", afirma el profesor David Alexander, director del Centro de Investigación de Trauma en Aberdeen, Escocia, quien ayudó a sobrevivientes de desastres, incluidos en tsunami en Asia y la guerra de Irak. "Se tiene mayor riesgo de morir en los seis meses posteriores de haber perdido a un ser querido" afirma el Martin Cowie, profesor de cardiología del Hospital Brompton, en Londres. "Esta tendencia ocurre más entre los hombres", amplía. Por lo tanto aquellas personas que no logran superar un desengaño amoroso o una pérdida son las que experimentan los mayores niveles de dolor físico. Entonces, las canciones de amor tenían razón: sí, es posible morir por un "corazón roto".

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Leemos a Jorge Amado


Jorge Amado, mi amado poeta bahiano, logró atraparme otra vez en la historia de otra mujer de aquellas, Teresa, la protegida por Uxu, la adorada por el pueblo, deseada por los hombres, envidiada por las mujeres. Teresa Batista cansada de guerra nos cuenta la historia de una mujer que en poco más de 26 años ha vivido la vida de muchas mujeres, sufriendo la violencia y el desprecio, amando y siendo amado, deseando y siendo deseada, luchando por ella y por sus pares y por hallar, finalmente, su lugar en el mundo.


Les comparto algunos fragmentos de este hermoso libro.


“Cuando una puta se desviste y se echa para recibir a un hombre y darle el supremo placer de la vida a cambio de una escasa paga ¿sabe ilustre combatiente de la justicia social, cuántos están comiendo de esa escasa paga? El propietario de la casa, el sublocador, la celestina, el comisario, el gigoló, el tira, el gobierno. La puta no tiene quien la defienda, nadie se levanta por ella, los diarios no dedican ni una columna a describir la miseria de los prostíbulos, es asunto prohibido. La puta sólo es noticia en la página de crímenes, ladrona, drogada, mariposa del vicio, presa y procesada, acusada de todos los males del mundo, responsable de la perdición de los hombres. ¿Quién tiene la culpa de todo lo malo que pasa en el mundo? Las putas, si señor.”

“El concejal Reginaldo Pavao no pierde ninguna ocasión para proyectar su nombre y ganar prestigio. No puede ver un micrófono sin echarle mano. Es un delirante de los discursos, un orador barroco y analfabeto, un politiquero malandrín. Donde hay gente reunida, sea cual fuere el motivo, allí se presente y actúa. Esa tarde de los burdeles cerrados, ¿A dónde habría estado sino en la zona?”

“Sos derecho, Januario Gereba, hablaste como debe hablar un hombre. Janu, mi Janu engrillado, qué pena que no pueda ser tuya para siempre, en nuestra casa y hasta la muerte. Pero si no puede ser para siempre que sea por un día, por una hora, por un minuto al menos. Un día, dos días, menos de una semana, para mí ese día, esos dos días, esa corta semana tendrá el tamaño de una vida, multiplicados por los segundos, por las horas, por los días de amor, aunque después me enferme de nostalgia, de deseos, de soledad y sueñe con vos todas las noches, en la locura de lo imposible. Igual vale la pena, yo te quiero ahora ya, inmediatamente, en este mismo instante, sin demora, sin tardanza. Ahora, mañana y pasado mañana, de tarde y de noche, a cualquier hora, en la cama más cercana, de lana, de tierra, de arena, de maderamen del barco, de orilla de mar, donde sea, donde podamos estar el uno en brazos del otro. Para después sufrir como una maldita te quiero y voy a tenerte Januario Gereba, maestro de saveiro, gigante, urubú rey, marinero bahiano fatal y tonto.”

lunes, 8 de septiembre de 2008

Cambios


Hoy leía en un mail la siguiente frase: “No es que haya cambiado; es que nunca fui como pensaste” y empecé a pensar, ¿cuántas veces nos equivocamos al pensar sobre una persona, al ponerle nuestras expectativas y nuestras ganas de encontrar en él todo lo que necesitamos? ¿cuántas veces fantaseamos y convertimos al otro en el hombre de nuestras vidas, aquél sin el cual ya no podremos vivir? Está claro que mientras dura la ilusión, todo es mucho más sencillo.

Pero, que pasa cuando el sueño se termina, cuando nos enfrentamos cara a cara con la dura realidad y vemos a nuestro príncipe azul convertido en un simple hombre de carne y hueso, con sus miserias y sus errores, pero también con sus aciertos? Ojo, no es que él haya pretendido ser algo que no es, sino que nosotras lo hemos puesto en un pedestal y muchas veces hemos ignorado concientemente sus defectillos …

El príncipe azul se destiño y nosotras nos quedamos juntando los pedacitos de corazón desparramados por el suelo.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Me quedé en casa y vi …






Hoy: Diario de una niñera

Ok, la vi en casa un sábado a la noche, luchando contra el dolor de cabeza que me atenazaba y no me dejaba pensar. Por la tarde había estado tomando un café con mis amigas, sus esposos y sus hijos … que si eso me predispuso mal? Puede ser. Los que me conocen saben que sostengo que no hay nada mejor que un niño … ajeno y por no más de 5 minutos.

Lo cierto es que en mi campaña para vaciar la PC de las películas que bajé en cierto momento, pensando vaya uno a saber que cosa, me puse a ver “Diario de una niñera” protagonizada por la bonita y talentosa Scarlett Johansson (Annie Braddock) quien interpreta a una chica recién salida de la universidad, con pocos recursos y ganas de conquistar la ciudad de NY. El destino la hace ponerse en el camino de la Sra. X (Laura Linney), una esposa del Sr. X (Paul Giammatti) y madre de Grayer (Nicholas Reese Art).

La sra. X parece tenerlo todo, pero no es así. Podrá tener todo el dinero que quiera, pero está más acostumbrada a participar de eventos de caridad que a cuidar a su propio hijo, mientras observa como cada día que pasa, su marido se aleja más y más. Annie intentará poner un poco de orden en la vida del chiquito, pero será bastante difícil. En fin, que las cosas no encajan, que la niñera es casi una esclava, no tiene derecho a una vida propia, el chico sufre, el padre no le da importancia más que al dinero y la madre a aparentar ser una mujer perfecta y blablabla.

Realmente no me conmovió, me divirtió sólo por momentos, en casi todos los casos fue por la frescura del chiquito que interpreta a Grayer y de las situaciones realmente tragicómicas a las que son sometidas las niñeras en el Upper East Side.

Si tiene algo mejor que hacer, adelante. Le doy dos lauritas y medio (sepan disculpar, pero siento resquemor de cortar a una laurita por la mitad, así que tendrán que imaginársela)

martes, 2 de septiembre de 2008

Poema a la Clase Media


Clase media

medio rica

medio culta

entre lo que cree ser y lo que es

media una distancia medio grande

Desde el medio mira medio mal

a los negritos

a los ricos

a los sabios

a los locos

a los pobres


Si escucha a un Hitler

medio le gusta

y si habla un Che

medio también

En el medio de la nada

medio duda como todo le atrae

(a medias)

analiza hasta la mitad todos los hechos y

(medio confundida)

sale a la calle con media cacerola

entonces medio llega a importar

a los que mandan

(medio en las sombras)

a veces, sólo a veces, se da cuenta

(medio tarde)

de que la usaron de peón

en un ajedrez que no comprende

y que nunca la convierte en Reina


Así, medio rabiosa se lamenta

(a medias)

de ser el medio del que comen otros

a quienes no alcanza

a entender

ni medio


Mario Benedetti

lunes, 1 de septiembre de 2008

Me quedé en casa y vi …






Domingo de sol, luego de comer un asadito con Lili y Zulema en el quincho subí a mi rancho y me vi en la disyuntiva ¿siesta o película? La siesta me la merecía, por más sol que hubiera y por más lindo que estuviera el día, al sueño reparador no se le puede decir que no. Por otro lado, tenía en la compu unas cuantas películas para ver y no quería caer en el estado de emergencia que me obliga a llamarlo a Walter y pedirle de rodillas que no me mate, que me arregle la compu una vez más, que no se que pasó, que se me llenaron los dos discos de 80 GB cada uno … que no se como pasó, etc.

En fin! Como la carne es débil, tomé una decisión salomónica, me dormí una módica siestita de dos horas y cuando me desperté (me despertaron grrrrr, gracias Mirta) me senté delante la compu para ver “27 vestidos”.

Veamos, la peli nos cuenta la historia de una muchacha muy servicial e idealista, Jane (Katherine Heighl – Grey’s Anatomy) quien cuenta con una enorme experiencia como dama de honor en unas 27 bodas. Jane está profundamente enamorada de su jefe George (Edward Burns), pero no se atreve a planteárselo (no, no y no, no comparen con la realidad no tiene nada que ver …!) y prefiere seguir sufriendo, más aún cuando su hermana Tess (Malin Akerman) vuelve a la ciudad y se queda con el muchacho de sus sueños.

En escena aparece un muchacho llamado Kevin (James Marsden), periodista del suplemento de sociales y encargado de cubrir los casamientos de la NY. Logré atraparlos? No? Bueno, a esta altura de la película ya estaba bostezando y preguntándome porque no había elegido otra de las tantas películas que se habían acumulado en mi PC … y la sensación se quedó instalada hasta el final de la peli.

Un triángulo (aunque uno de los protagonistas no sabe que hay tal triángulo) que se transforma en cuadrángulo, para volver a ser una relación de a uno, para que después por intermedio de una lección de moral, la muchacha sin escrúpulos se da cuenta que está obrando mal, la protagonista se entera que no está tan enamorada del muchacho idealizado sino de otro y … todos terminan felices y contentos y comen perdices.

El que no termina contento es el espectador. Una comedia rosa más, sin gancho, sin algo que la haga especial … Si pueden elegir otra opción, no lo duden, 27 vestidos no es para paladares exigentes. Le doy 2 lauritas.



(ya saben ... esta es una laurita)

Tita, la vecina a la que no hay que dar charla … JAMÁS!


Siguiendo con la semblanza de mis notables vecinos hoy nos dedicaremos a desmenuzar, metafóricamente hablando, a Tita. Esta vecina del 7º piso ha tenido un pasado bastante peculiar puesto que según sus palabras su fallecido marido la ha dejado en una posición económica bastante holgada, pero quien estas líneas escribe recuerda haberla conocido cuando la mencionada se ganaba el puchero en un ignoto mercadito de barrio de Lugano con su modesto local de artículos de limpieza e higiene personal.

Sin poner en duda sus dichos y creyendo en que los pequeños emprendedores pueden hacer milagros económicos, vuelvo a encontrarme con la señora quien no deja de repetir a quien quiere escucharla que tiene un departamento en la costa y que sus hijas no sólo son brillantes por su inteligencia sino por los cargos que han sabido conseguir. Y hasta aquí, no hay demasiada diferencia con Juan el que “tiene-una-hija-abogada-y-procuradora-que-trabaja-con-el-doctor-Schinfale”.

Pero Tita es, digamos, un animal distinto. Es la señora mayor que baja a las asambleas para hablar de bueyes perdidos, a los gritos y acabando con la paciencia de los demás vecinos, es la versión adulto mayor de los pendejos insoportables que no paran de cotorrear cuando los mayores están hablando de temas serios, vieron?

Resulta que a Tita, ni su departamento en la costa, ni sus hijas, una de ellas con casa en el country y la otra abogada brillante del GCBA o algo similar, le permiten hacerse cargo de los daños provocados por problemas en su departamento en otros pisos y en cuanto es interpelada para que pague … sufre de taquicardia! Y quien se anima a seguir apretando a la mina, si esta se agarra el pecho, se pone a llorar y grita desesperada que no puede respirar? Nadie! Así que Tita continúa yendo por la vida, dispersando asambleas, volviendo locos a todos los que tengan el infortunio de cruzársela en el ascensor y sin pagar uno sólo centavo de los daños provocados por la falta de mantenimiento de su departamento.

Que país generoso!