miércoles, 25 de marzo de 2009

Y a vos alguna vez te pasó?

Yo se que muchas dirán "conozco a una amiga de una amiga de un compañero de trabajo que es una verdadera mantis religiosa" hmmm, convengamos que lo de mantis religiosa puede ser reemplazado por otras expresiones que ahora no vienen al caso, pero muy rara vez nos reconoceremos como las autores de este almuerzo por amor.
Les dejo la siguiente nota y les pregunto ¿Alguna vez actuaste como una mantis?

La Nación - Nota - Ciencia/Salud - Pag. 10
Disquisiciones sobre el comportamiento sexual
El mamboretá, un insecto que pierde la cabeza por amor La hembra lo devora antes, durante o después del apareamiento, pero se resiste
Por Susana Gallardo De la Redacción de LA NACION

El macho de la mantis religiosa suele ser devorado por la hembra durante la copulación o después de ella. Pero, según una investigadora de la UBA, no es cómplice, sino que se esfuerza para evitar ser "almorzado". El mántido macho -el mamboretá o "tatadiós"- es capaz de perder la cabeza por amor. En efecto, la hembra puede devorarlo ya sea antes, durante o después del apareamiento. El primer bocado es la cabeza y, muchas veces, el macho decapitado puede seguir copulando. Frente al canibalismo de estos insectos, los biólogos han barajado dos explicaciones: o el macho es cómplice de su verdugo -prefiere inmolarse en pos de perpetuar sus genes- o, por el contrario, en una contienda silenciosa, busca salir airoso, con su cabeza puesta. La disyuntiva es entre complicidad o conflicto.
Pero la hipótesis de conflicto es la que parece contar con evidencias más sólidas. "No hay complicidad, sino conflicto -asegura la doctora Lorena Pompilio, investigadora del Conicet y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la UBA-. A la hembra le conviene comerse al macho, y a éste le conviene sobrevivir", aclara, a partir de experimentos realizados en su laboratorio de la Ciudad Universitaria. La hembra devora al macho en aproximadamente un 40% de los casos, dependiendo de cuan hambrienta esté. "Si todos los machos se dejaran consumir en forma pasiva, uno debería pensar que hay para ellos algún beneficio, traducido en un incremento en su éxito reproductivo", conjetura Pompilio, que es psicóloga y doctora en Biología por la Universidad de Oxford.
Hay unas dos mil especies de mántidos, cuyos parientes más cercanos son las cucarachas. Son insectos voraces y muy buenos cazadores: algunas especies llegan a comer pájaros e, incluso, pequeñas ratas. Sus patas anteriores, que mantienen recogidas ante la cabeza como si rezaran, están provistas de fuertes espinas para sujetar las presas. Pompilio diseñó una serie de experimentos para averiguar si el macho va ciegamente a la muerte o si aplica alguna estrategia de salvación. En uno de ellos (realizado con el biólogo Fabián Gabelli, profesor en la Facultad de Psicología de la UBA, y Esteban Avigliano, estudiante de biología de la FCEyN), el macho es colocado en un pequeño recinto frente a dos hembras, una de ellas más hambrienta que la otra. ¿Cómo sabe el macho cuál es la que está hambrienta? El mejor indicador es mostrarle una hembra mientras almuerza una presa versus una hembra sin su plato. Previamente, ambas habían sido privadas de alimento. El macho prefería a la hembra que se alimentaba, que estaba menos hambrienta que la otra. Pero, "para controlar que el macho no fuera a la hembra sólo por la presa, tuvimos que agregar al grupo un macho que también estuviera ingiriendo alimento", comenta Pompilio.
Si el macho elige siempre la hembra que se alimenta, ello sugiere que evita ser canibalizado. "Con el estudio de estos mecanismos -señala-, uno puede llegar a conclusiones de tipo evolutivo. En este caso, por ejemplo, se puede apoyar la hipótesis de conflicto." La investigadora demostró que el macho es sensible a la observación de una hembra que ingiere una presa; ahora bien, ¿es capaz de evitar a la hembra que mostró intención de atacarlo? "Si el macho es sensible a esos indicadores, podemos decir que esos mecanismos de evitación del canibalismo se seleccionaron a lo largo de la evolución; es decir, tuvieron más descendencia los individuos más selectivos a la hora de elegir una hembra para aparearse", señala. El experimento muestra que los machos cuidan de no acercarse demasiado a la hembra que no ha ingerido alimento y se quedan más del doble del tiempo junto a la otra hembra. Además, en más de un 60% de los casos, los machos eligen copular con la hembra a la que han observado comer. En resumen, la evolución parece haber actuado sobre los comportamientos de estos insectos, de manera que el que salvó su cabeza fue el que más descendencia tuvo. Para Pompilio, los comportamientos sexuales de las especies tienen un componente en común, producto de la historia evolutiva que compartimos.
"El conflicto entre sexos no es exclusivo de los mántidos, sino que existe cuando machos y hembras maximizan su éxito reproductivo de manera diferente. Por ejemplo, en mamíferos, las hembras maximizan su éxito reproductivo si eligen un macho que provea buenos genes y cuidado a las crías. Pero el macho maximiza su éxito al aparearse con la mayor cantidad posible de hembras. Machos y hembras buscan cosas diferentes, y allí surge el conflicto", aventura.

Centro de Divulgación Científica, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA

jueves, 12 de marzo de 2009

Día de la mujer


El domingo se conmemoró (si, no se festejó porque no hay nada que festejar) el día de la mujer. Cada 8 de marzo desde hace casi 100 años (1910) y reconocido por la ONU en 1977 muchos entienden que la mejor manera de celebrar es llevando flores o chocolates a sus compañeras sin darse cuenta que esta fecha excede ampliamente al mero festejo.

El 8 de marzo es el día internacional de la mujer trabajadora, la que trabaja en una oficina, fábrica, comercio, hogar, calle o donde sea, aquella que para ser reconocida por sus méritos muchas veces debe vencer los prejuicios y las violencias, las bromas y los chismes, las suspicacias y el que dirán. Esas mismas que salen a trabajar de sus hogares y regresan para seguir trabajando en las tareas por las cuales no perciben sueldos, aguinaldos o vacaciones, donde no son reconocidas por propios ni ajenos.

Es el día también de aquellas que además de trabajar deciden luchar por mejores condiciones de trabajo, de vida, de salud, de oportunidades iguales e igualitarias, aquellas que no se achican frente a las dificultades, que le hacen frente a los obstáculos de todos los días.

No queremos ser tratadas en forma diferentes, queremos que se nos ponga en pie de igualdad, que el mérito sea considerado como condición para acceder a un puesto de trabajo, que si tenemos que denunciar a nuestras parejas no se nos rechace en las comisarías alegando que son temas “privados”, que usar minifaldas y escotes no sean motivo para ser violadas, que ser mujeres no nos convierta en botín de los tratantes de mujeres, que no se metan en y con nuestros cuerpos, que no decidan por nosotras en virtud del derecho del niño por nacer, que podamos educarnos y formarnos para mejores oportunidades.

Otro año pasa, otro 8 de marzo quedó atrás pero las deudas para con las mujeres quedaron intactas, aún así mujer, compañera, te invito a no bajar los brazos y a seguir peleando por nuestros derechos.