¿Qué cosa hace que los adultos queramos por momentos ser el centro del sistema planetario, del mundo, del trabajo, del grupo de amigos, del universo todo? Acaso asegurarnos el centro nos quita el temor, la inseguridad, los miedos? Yo no lo creo.
Cuando me senté a escribir esto que hoy comparto con ustedes me di cuenta que es muy común ver actitudes de estrella en personas crecidas, en adultos, profesionales o no, con poca educación o no, sin importar la pertenencia social que cada uno quiera tener. Si, ya se, no estoy descubriendo nada nuevo, pero alguna vez se pusieron a pensar el para que de estas conductas?
Yo si. Hoy. Justamente hoy. ¿Porqué? Porque me di cuenta que no es algo que se vea muy poco, sino por el contrario, es bastante habitual y no por ello favorecedor de las relaciones. Porque convengamos en que una vez una puede pasar por el alto los arrebatos de diva con plumas y taco aguja de un amigo o conocido, pero cuando estos comportamientos se tornan habituales cansan.
Si, pudren. Sencillamente.
Pudre tener que explicarle a una persona que cuando uno dice o escribe algo a un grupo de personas, no necesariamente va dirigido en forma elíptica a él.
Cansa tener que andar diciendo que se entiende el sufrimiento y la desesperación de algunos, pero que no se puede dejar de respetar lo que otros piensan y sienten. Que no es necesario para ser querido y respetado haber sufrido más que otros, haber transcurrido mayor cantidad de años en la vida o tener más experiencia.
Aún no se inventó una máquina para medir el dolor, el miedo, el sufrimiento y mucho menos para medir la calidad de las personas, así que no se gasten.
Y acá quiero hacer una aclaración, no es que yo esté escribiendo esto porque me considero libre de este pecado de estrella, no, no, todo lo contrario. Y por eso quiero tratar de reflexionar con ustedes que me leen.
Vuelvo a preguntarme una y otra vez ¿Qué lleva a una persona madura a ponerse en esta posición?
Y sigo sin hallar una respuesta mucho más elaborada que achacarle el problema a la inseguridad y a los temores propios de las personas que no se saben queridas o respetadas. Aunque también podría tratarse de personas que temen estar siendo dejadas de lado, no?
Los invito a reflexionar al respecto y si alguien tiene alguna sospecha o solución, por favor, me lo cuentan?
No hay comentarios:
Publicar un comentario