COSAS QUE ODIO Capítulo I El mal aliento en los medios de transporte

Aclaro, odio el mal aliento siempre, pero en los medios de transporte aún más porque allí carezco de espacio para moverme, para escapar de la fetidez bucal de algún otro usuario que hace bastante olvidó la rutina del cepillo de dientes, la pasta dental y las visitas periódicas al dentista.

Los odio! Odio que aún cuando seguramente son concientes de su mal aliento, porque convengamos que con ese olor a podrido que exhalan no hay opción de no darse cuenta, insistan con arrimar sus caras a las caras de las demás víctimas inocentes, de aquellos que sólo queremos un viaje en paz, que nos lleve a destino, sin poner en riesgo nuestra integridad física y la de nuestros desayunos.

El típico portador del mal aliento cuando logra sentarse en el colectivo automáticamente cierra la ventaba a presión, no sea cosa que por el viento se le vaya la peste de la boca y nos prive de semejantes sensaciones. No tiene el menor interés por los demás, por lo cual ni siquiera lleva entre sus pertenencias una pastilla de menta, una botella de fernet o una bomba …

Entiendo que en muchos casos pueda tratarse de una enfermedad llamada alitosis, pero digo, no estaría bueno ser solidario y usar barbijo? Nadie les dijo que contribuyen al calentamiento global con las pestes que despiden de sus bocas? Por favor, si nada bueno saldrá de esos pozos ciegos que tienen en la cara, hagan el favor de cerrarlos!!!!!!!!!

Gracias.