Aquí no hay quien viva!

Si, es cierto, no me esforcé demasiado pensando en el título del presente artículo ( y ustedes me disculparán si lo llamo así y no post, es que no me acostumbra a la modernidad vio?), pero con el desarrollo de este relato podrán entender el porque de esta falta súbita de inspiración.

Desde hace 4 años comencé a vivir la experiencia tragicómica de habitar en un edificio de departamentos, rompiendo con la larga tradición familiar de habitar en casas, entiendan yo nunca había vivido en la propiedad horizontal por lo que desconocía la dinámica social. Pero la independencia económica no se dio en el momento ideal y ante ciertos acontecimientos que no voy a describir para no aburrirlos y no ponerme triste, me mudé a mi propio depto.

En la foto, vecinos a punto de entrar a la asamblea

Todavía recuerdo cuando mi hermano Daniel por todo consejo me dijo “no bajes a las asambleas”, pero yo haciendo honor a esa extraña combinación de sangres latinas de Europa (75% gallega y 25% italiana) hice caso omiso y ante el corte del suministro de gas para todo el edificio a escaso mes y medio de haberme mudado … bajé! Para qué? Eso es lo que aún hoy me pregunto, para qué? Allí, en ese preciso momento comenzó mi calvario, mi suplicio, mi peregrinaje por un camino incierto y espinoso y, creánme, no exagero en lo más mínimo.

Ya se sabe que las reuniones de consorcio tienen la particularidad de atraer a la más variada fauna regional, así tenemos a la viudad del 8º que no tiene nada que hacer y baja, la chismosa del 3º que no se puede perder esa ocasión so pena de hiperventilarse y quedarse sin material para la semana entrante, la protestona inconformista del 14º, la que no sabe para que corno baja pero lo tocaron el portero y …, la que realmente quiere comprometerse para mejorar el edificio y algunos personajes que vendrían a ser el relleno. Sumados a ellos el patoterito de turno que ni siquiera vive allí, pero cree que por haber pasados sus más tiernos años de infancia y porque su madre aún vive allí puede intervenir y el administrador de turno que para que la fórmula sea más efectiva debe ser un inoperante o un estafador o, mejor aún, una mezcla de estas cosas.

Así los acontecimientos, cuando entré a la sala de reuniones, se trataba el tema del corte del gas y la necesidad de dinero para haber frente a los arreglos necesarios, les cuento que era el mes de junio por lo que se imaginarán las temperaturas de la época. Y a donde fuimos a parar? A los morosos, esas rara avis, esos insensibles, esos hijos de una madre de oscuro y licencioso pasado, esos …

- oiga, oiga, pero Ud. No debe dinero de expensas?
- Ehhhhhh … bueno, pero estoy poniendome al día vea!
- Pero es morosa?
- Y … si!
- Entonces usted es todo eso que dijo?
- …

Como les iba diciendo, esos morosos que por algunas atendibles razones no pueden hacer frente a sus obligaciones y entonces no pueden aportar a mejorar la situación económica del edificio. En mi defensa puedo decir que en ese momento no registraba deuda, pero lo que bajo ningún concepto puedo explicar es porque cuernos tuve que decir cual es mi profesión … por qué, eh? Era necesario? Nooooooooooooo

Y allí comenzó en serio mi calvario porque rápidamente pretendieron que fuera la letrada del consorcio pero … ad honorem!

Los años pasaron y me doy cuenta que a lo largo de estos 4 años intensos pasaron también 3 administradores, hubo una pelea con golpes incluidos, denuncias policiales y patrulleros en la puerta, asambleas que terminaron casi en escándalo y con trapitos sucios puestos a consideración de la amable teleplatea, otro corte de gas masivo, también en invierno y como si esto fuera poco … la encargada se embarazó en el preciso momento en que una buena parte del edificio quería echarla!

(continuará)