Esta historia es personal y le puse Juan de San Juan porque así se denominó a sí mismo este personaje maravilloso que conocí hace una semana en la Plaza Dorrego del Barrio de San Telmo. Con algunos compañeros/ amigos solemos ir de vez en cuando a esta zona para picotear algo, beber unas ricas cervezas y charlar de la vida en general y en particular. La zona como saben los que alguna vez anduvieron por allí está repleta de artesanos y personas que manguean, así que no me pareció extraño cuando Juan, con un acento centroamericano y un andar inestable, se acercó a nuestra mesa y le dio la mano a mi querido amigo Goro, preguntándole si acaso el era Papá Noel.
Aclaro que no es la primera vez que sucede, ya voy a poner una foto de él para que vean porque suceden estas cosas … así que, por curiosidad escuché el diálogo que se dio entre ellos y me quedé fascinada por las cosas que este personaje decía.
Juan contaba sobre su visión de la vida, que estaba constantemente en viaje y que en ese momento estaba juntando dinero para partir rumbo a Misiones, que a cambio de una colaboración el te daba unas lindas pulseras hechas por sus manos y hasta ahí no hay nada extraño, podría haber sido uno más de los tantos que pasan por las mesas ofreciendo sus productos y artesanías, pero Juan no era como cualquier otro.
Una persona apurada o sin ganas de escucharlo podría haber dicho que era pura cháchara de alguien que había fumado algún porrito pero las cosas que decía eran realmente interesantes. En la mesa también estaba Lola, otra amiga/ compañera, a quien al principio Juan decidió dedicarle una poesía, pero en el momento de comenzar a recitarla se giró hacia mí y tomándome la mano me dijo “esta poesía también es para vos, es sobre las mariposas y las mujeres”. Ahora no recuerdo como decía pero me emocionó, era sencilla, contundente, hermosa.
Terminada la poesía, el Goro nos compró pulseritas para Lola, para mí y una para Moni que, aunque no había podido estar con nosotros, la tenemos siempre CON NOSOTROS. Pero no fue tan sencillo como te doy la pulserita, dame la plata, nononono. Juan nos hizo elegir las pulseras a Lola y a mí y nos pidió que pidiéramos un deseo por cada uno de los 3 nudos que él mismo haría, eso si, el deseo no tenía que ser un milagro, sino SIMPLEMENTE UN DESEO.
Ok, pensamos que ya se terminaba la charla, Juan había logrado su cometido, había vendido las pulseritas, nosotras habíamos pedido un deseo y el Goro había pagado (jejeje), pero no, y aquí es donde viene la parte más importante, al menos para mí.
Nuevamente se giró Juan hacia mí y tomándome la mano y mirándome a los ojos me dijo, te voy a contar una historia y arrancó “Yo tenía una amiga en el asentamiento que hay detrás de la Ciudad Universitaria y que siempre estaba triste porque se veía gorda y sentía que nadie la quería ni podría amarla. Un día, Juan fue a caminar con ella y mostrándole unos árboles similares a los que hay en la Plaza Dorrego le preguntó ‘Te gustan esos árboles?’, a lo que ella respondió que si. Juan entonces le dijo, quien te dijo que la belleza tiene una forma determinada? Vos creés que el sol que se posa sobre ellos los elige porque tienen una forma determinada? Vos creés que el sol cuando se oculta detrás de una montaña lo hace porque siente que es la forma más bonita que pueda haber? No, la belleza no tiene forma y nadie, nadie, puede decir cual es la forma de la belleza.”
Fin de la historia y lágrimas en mis ojos se produjeron casi al unísono. Juan había puesto en palabras sencillas y contundentes algo que rondaba en mi cabeza, pero que él, por supuesto, no sabía. Nunca nos habíamos visto. Cuando terminó el relato me miró fijamente y me dijo, “vos creés sinceramente que Dios no tiene pensado poner a nadie en tu camino? Te equivocás!”.
Y luego de algunas palabras más, se fue por donde vino, no sin antes decirnos que muchas veces hay que creer en los ángeles que se cruzan en nuestro camino. Fin de la historia … o no?
1 comentario:
Guau !
Acá me tenes super emocionada copn este relato !
Alguna vez te dije hace muchos años que eras una amriposa del alma ! Y este relato es como confirmarlo.
Cree en los angeles y ese angel que esta ahi dando vueltas pondra justo eso que esperar en tu camino.
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