lunes, 4 de febrero de 2008

Retorno sin gloria


Y si, no podía dejar de hacerlo. No, no podía. Es más, no debía dejar de hacerlo. Así que junté valor, respiré hondo y como mujer corajuda que soy acepté la propuesta de mi amiga Caro y juntas marchamos un soleado sábado de febrero hacia la sala de torturas aceptada por la sociedad y conocida por todos como gimnasio.

Previo pago de inscripción y cuota y luego de soportar la frustración que nos generó el faltazo sin previo aviso de la profesora de la clase de Aero – Local, nos dejaron en manos de un muchacho cuya camiseta indicaba que era
el INSTRUCTOR de la sala de musculación.

Yo me pregunto, es necesario que una tenga que reconocer delante de un profesor que va para que le devuelvan el amor propio, o sea, que no va porque le sobra el tiempo y no tiene mejores planes, sino porque quiere salir hecha una diosa lo más rápido posible. Es necesario preguntar si queremos levantar, afirmar, reducir, etc.? No se puede tener piedad y evitando miradas suspicaces que el mismísimo instructor decida que una necesita el pack completo?

Pasado el segundo mal trago, nos subimos a las bicicletas fijas. Si, amiga/o! Esa que te deja el blasón familiar en estado de emergencia,
parece ser que los asientos de esas máquinas del demonio no están diseñados para traseros argentinos ... no! Veinte ... 20! largos minutos pedaleando sin llegar a ningún lado, con dolor hasta en la raíz de los pelos pero dignas nos bajamos y emprendimos la tortuosa rutina nº 1 preparada a medida para nosotras ... O sea, un paso POR CADA UNO DE LOS APARATOS DEL SALON !!!!

Por suerte en medio de la tortura el instructor que nos recibió (muy poco simpático por cierto) se fue y en su reemplazo quedó otro que nos miraba con cara de pobrecitas!!!! Pero no obstante nos dio para que tengamos, contemos, repartamos y donemos a nuestras familias.

Para ponerle el broche final a nuestra jornada de fitness debimos enfrentar las temidas cintas, obstáculo que pasamos con dignidad y hasta con cara de superadas. Que más querés que hagamos, flaco? Más tiempo? Más velocidad?
Dale, vos pedí nomás!!!!

Pasadas las 17 horas emprendimos el retorno a nuestras casas, aún nos quedaban actividades por realizar y entre ellas y la más importante era ponernos espléndidas para la peña/fiesta que hacían unos compañeros. Que si pudimos? Que si bailamos? Que si superamos el reto? POR SUPUESTO!!!!!!!! Por algo somos mujeres laburantes, no?


Y para que sepan, especialmente aquellos que arriesgan a que no volvemos a pisar el gimnasio hoy mismo volvimos a asumir nuestra condición y soportamos estoicamente una clase de aero-box ... si, si, toda completa ... Y ahora mejor me voy a dormir shhhhhhhhhhhh

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